Hace un mes, Gustavo Higueruela, redactor de la Revista de Administración Sanitaria digital e-RAS , en nombre del equipo editorial, me pidió que escribiera una columna de opinión sobre el papel que ha jugado la red y más en concreto los blogs en la gripe A. También les interesaba el futuro porque creen que en próximas crisis sanitarias del tipo que sean, estos nuevos actores van a ser fundamentales para profesionales y ciudadanos.
Así que, haciendo uso de su amable invitación, escribí unas ideas que, tras su publicación íntegra en el último número de la revista, que se puede consultar aquí, reproduzco a continuación:
Sanidad total: Al servicio del ciudadano, con el liderazgo de los profesionales
Todavía no somos capaces de ver la historia clínica de un paciente de otra comunidad autónoma, o de otro hospital.
Todavía, las 17 tarjetas sanitarias son incompatibles entre sí y con los lectores de los ordenadores de las consultas del sistema sanitario público (del privado, ni mención).
Todavía, en muchas (la mayoría) de las consultas, no tenemos acceso a internet, así que de Facebook y Twitter ni hablamos.
Sin embargo, muchos de los profesionales involucrados en la atención sanitaria dedicamos parte de nuestro tiempo libre a comunicar nuestros hallazgos, opinar sobre los más diversos asuntos y, en definitiva, compartir nuestras inquietudes con todo el que quiera leernos (muchos son pacientes, no sanitarios), a través de blogs, listas de distribución y redes sociales.
¿Tiene repercusión esta forma de gritarle al viento? El blog Gripe y Calma, una iniciativa conjunta y coparticipativa de varios blogueros, recibió casi 35.000 visitas en 20 días. Parece que sí.
Ahora bien, este alcance mediático ¿sirve para tomar decisiones? Deberá servir, porque, por citar un ejemplo, ya hay publicaciones que dejan de editarse en papel.
Otros, mejor que yo, lo han expresado con claridad en estas mismas páginas. Por citar algunos (que me disculpen los demás): el excelente Vicente Baos y el magnífico Rafael Cofiño.
Yo, por mi parte, me gustaría trabajar en poder alcanzar estos 3 objetivos:
1. Estimular en los profesionales y en los pacientes el uso de Internet como herramienta de información y de comunicación tanto entre los propios profesionales, como entre estos y los pacientes.
2. Potenciar la transformación de la relación médico-paciente para ir desde una visión informativa a una comunicación auténticamente participativa.
3. Establecer fuentes accesibles, fiables, de calidad, seguras y actualizadas permanentemente, donde consultar información científica contrastada, basada en la evidencia disponible en cada momento y diferenciada por tipo de usuario, profesional o ciudadano, adaptando el lenguaje empleado a las capacidades de comprensión de cada grupo.
El futuro es imparable y si no nos subimos al carro, nos pasará por encima.
Todavía no somos capaces de ver la historia clínica de un paciente de otra comunidad autónoma, o de otro hospital.
Todavía, las 17 tarjetas sanitarias son incompatibles entre sí y con los lectores de los ordenadores de las consultas del sistema sanitario público (del privado, ni mención).
Todavía, en muchas (la mayoría) de las consultas, no tenemos acceso a internet, así que de Facebook y Twitter ni hablamos.
Sin embargo, muchos de los profesionales involucrados en la atención sanitaria dedicamos parte de nuestro tiempo libre a comunicar nuestros hallazgos, opinar sobre los más diversos asuntos y, en definitiva, compartir nuestras inquietudes con todo el que quiera leernos (muchos son pacientes, no sanitarios), a través de blogs, listas de distribución y redes sociales.
¿Tiene repercusión esta forma de gritarle al viento? El blog Gripe y Calma, una iniciativa conjunta y coparticipativa de varios blogueros, recibió casi 35.000 visitas en 20 días. Parece que sí.
Ahora bien, este alcance mediático ¿sirve para tomar decisiones? Deberá servir, porque, por citar un ejemplo, ya hay publicaciones que dejan de editarse en papel.
Otros, mejor que yo, lo han expresado con claridad en estas mismas páginas. Por citar algunos (que me disculpen los demás): el excelente Vicente Baos y el magnífico Rafael Cofiño.
Yo, por mi parte, me gustaría trabajar en poder alcanzar estos 3 objetivos:
1. Estimular en los profesionales y en los pacientes el uso de Internet como herramienta de información y de comunicación tanto entre los propios profesionales, como entre estos y los pacientes.
2. Potenciar la transformación de la relación médico-paciente para ir desde una visión informativa a una comunicación auténticamente participativa.
3. Establecer fuentes accesibles, fiables, de calidad, seguras y actualizadas permanentemente, donde consultar información científica contrastada, basada en la evidencia disponible en cada momento y diferenciada por tipo de usuario, profesional o ciudadano, adaptando el lenguaje empleado a las capacidades de comprensión de cada grupo.
El futuro es imparable y si no nos subimos al carro, nos pasará por encima.
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